14 dic 2011

Norte de India y Nepal. 3. Jodhpur (17 de noviembre)




Jodhpur la ciudad azul de la India



A las 8 de la mañana pillamos el autobús con destino a Jodhpur . Por delante teníamos un viaje de seis horas con un autobús repleto de gente (como ocurrió en el tren todos nos amontonábamos en los asientos, pasillos, colgados de la puerta de entrada….), en el que coincidimos con una pareja de ingleses que se debían de creer que la india todavía formaba parte del Imperio británico pues el desprecio de cómo miraban y hablaban de los hindús era llamativo. El viaje tuvo su punto álgido en el momento que un chaval que estaba sentado al lado nuestro en el suelo se puso a vomitar, lo que les pareció de lo más natural pues parece que nadie se inmuto….excepto nosotros, que sacamos el tan socorrido rollo de papel higiénico que todo buen mochilero lleva encima e intentamos arreglar un poco el desaguisado.


Cuando llegamos y después del regateo de rigor conseguimos llegar al hostal que habíamos reservado el día anterior desde Jaisalmer. Este hostal se encontraba en el extrarradio, en una zona muy tranquila y tenía muy buena pinta, por lo que nada nos hacia presagiar lo que nos iba a ocurrir durante la noche.


Hostal en Jodhpur








Nada más llegar la consabida ducha ya visitar el Fuerte que es la atracción principal de la ciudad. Conocida como la ciuda azul , desde sus orígenes, cada cas fue pintadas del color del cielo por iniciativa de los brahmanes, que eran miembros de la clase sacerdotal, para indicar su domicilio y diferenciarse del resto de la población. Con el tiempo, esta costumbre de la clase alta se trasladó al resto del pueblo y todos volvieron a elegir al azul como color favorito para colorear sus hogares.









El Fuerte fue construido por el fundador de la ciudad "Rao Jodha" en 1459, y, hasta principios del siglo XX, vivieron allí sus descendientes. En total hay 33 puntos de interés y, entre ellos, destacan los patios interiores dónde se celebraban las coronaciones, las salas de pinturas en miniatura, de palanquines y de armas. Antes de acabar la visita, que puede durar entre 2 y 3 horas, se puede visitar a un famoso vidente quiromántico que tiene la consulta en la salida del fuerte. No es casual que esté allí y que haya incluso cola para entrar. Los videntes en la India siempre han sido muy respetados y valorados. De hecho, cuando nacía un bebé en Palacio, lo primero que se hacía era su carta astral. Pero lo más llamativo es la La última puerta del fuerte , llamada Lahapol, o «Puerta de Hierro», junto a la cual hay quince huellas de manos, vestigios del sati de las viudas del maharaja Man Singh, que se arrojaron a su pira funeraria en 1843 (En el marco del hinduismo, satí es el rito de quemarse una mujer en la pira de creamación de su marido.)


Después de una buena visita cultural, cargada de historia llego el momento de hacer alguna compra. Aquí, son famosas las especias (dicen que son las mejores de la India) y los muebles y objetos de madera de sándalo en general. En torno a la Clock Tower está el mercado y hay que estar mentalizado para aguantar el ruido, la gente y el tráfico que hay allí. Al final ni especies, ni muebles, ni objetos de madera, sino que nos dirigimos a una tienda de ropa india (donde compramos unos modelitos estupendos) en la que coincidimos con cinco vascos que parecía que nos íbamos pisando los talones pues a partir de ese día coincidamos en todas las ciudades y restaurantes donde acudíamos.


A media tarde y para descasar de tanto regateo, agetreo, ruido….decidimos retirarnos al hostal a pasar un rato leyendo, fisgando en internet…es decir a descansar.


Estando allí, vimos como el hijo de la dueña del hostal se paseaba encantado con una trampa en cuyo interior había atrapado un ratón y mientras hablábamos con él y contemplamos su captura vimos como otros dos roedores corrían por debajo de las mesas. No le dimos mucha importancia pues la presencia de ratas y ratones en este país es de lo mas normal. Lo que no fue normal fue lo que nos paso por la noche.
Estando dormidos Iñigo noto algo que se le movía encima el ojo y andaba sobre su cara. Después del espantárselo de un manotazo tubo la misma sensación…..que algo me movía por encima de la cama. Almohada en ristre empezó a propinar golpes a las sabanas al mismo tiempo que pequeños ratones (o grandes, que la luz estaba apagada) saltaban por todas las direcciones. Así se paso casi toda la noche, almohada en ristre espantando los roedores mientras yo dormía tan plácidamente. A la mañana siguiente me creí su historia cuando vi que dos de nuestros amigos salían en estampida de debajo de la cama y nos habían dejado sus huellas por toda nuestra ropa (aunque aparte de las huellas también nos dejaron alguna que otra sorpresa).
Del susto nos repusimos con un buen desayuno y preguntando a la dueña del hostal por nuestros billetes de autobús para ir a Urdaipur……del tema de los ratones ni palabra pues como vimos que como corrían libremente por el hostal pensamos que debía de ser un atractivo añadido del alojamiento.
Los billetes del autobús se los encargamos el día anterior y a la hora del desayuno nos dijo que no los tenía pero que se le los iban a traer. A las 10:00 lo mismo, a las 12:00 lo mismo…..el autobús lo teníamos que pillar a las 14:00 horas y una hora antes de la salida la contestación era la misma. …..que se los tenían que traer. Allí estábamos nosotros con las mochilas preparadas y cada vez de mas mala leche cuando al final apareció el encargado de los billetes y pudimos salir escopeteados en busca de un Tuc-Tuc hacia la estación ……………camino a Urdaipur



Fumador de opio

13 dic 2011

Norte de India y Nepal. 2. Jaisalmer (15 de noviembre)

En nuestro primer viaje en tren tuvimos
la suerte de los novatos, pues aunque parezca mentira el tren llego puntual, a las 17.30. Por delante teníamos un viaje de 17 horas (por el módico precio de 672 rupias los dos, es decir 10€) que nos iba a llevar hasta Jaisalmer a escasos kilómetros de la frontera con Pakistan.
Los trenes de la India cuentan con varias clases, pero nosotros al coger los billetes de un día para otro nos toco, segunda clase sin aire acondicionado. El vagón está dividido en varios
compartimentos y cada uno cuenta con seis literas, tres a cada lado. En principio los seis ocupantes del compartimento se sientan el litera de abajo hasta que llega el momento de dormir (más o menos las 10) que es cuando cada uno se retira a la suya. Lo malo de que te toque la litera inferior es que si tienes sueño o quieres leer tumbado durante el día o te aguantas o le pides a un compañero que te cambie de sitio. Por suerte para nosotros nos tocaron las intermedias.
Cuando llego el tren, mochilas en ristre y abriéndonos paso entre la multitud conseguimos localizar nuestro vagón y dentro de el nuestro compartimento. Sentaditos al lado de la ventana esperamos a que llegaran nuestros compañeros y empezase el viaje. Al principio nos extraño que siendo un compartimento para seis, en la estación de Delhi estábamos ocho….amontonaditos en las literas de abajo. Mas extraño fue cuando en la siguiente parada estábamos 14 y en la siguiente 23. En este momento la gente ya se había acomodado en las literas superiores, en los su
elos, por los pasillos…Le preguntamos al que teníamos al lado si íbamos a hacer todo el viaje así, porque en principio nosotros habíamos pagado por una litera y nos comento que toda esa gente se iba bajando en las ciudades cercanas a Delhi y que sobre las 11 o las 12 de la noche el vagón se quedaría medio vacío. Según nos decía esto la gente continuaba subiendo y cuando ya llevábamos contadas 35 personas en un espacio destinado a 6 perdimos la esperanza de recuperar nuestras literas. Como nos habían comentado, hacia media noche, la gente empezó a desalojar el tren pero aun así seguíamos estando más gente de la que correspondía. Nuestro compañero de litera se debió compadecer de nosotros así que a la gente que estaba en nuestras camas las despachó diciendo que queríamos dormir, por tanto saco en ristre nos situamos en los compartimentos superiores dispuestos a pasar la noche.
Nos despertamos con el grito de los vendedores que a primera hora de la mañana se suben a los trenes para vender el desayuno, té o café, agua….


Sobre la hora prevista llegamos a Jaisalmer conocida como "La Ciudad Dorada" por el color dorado que le confiere la arena amarilla tanto a la ciudad como a sus alrededores y que está situada en el desierto de Thar.
Lo que más nos llamo la atención nada más llegar fueron las famosas vacas sueltas por la calle (en Delhi no había ninguna) y los regalos sorpresa que te encuentra
s como no vayas con cuidado, es decir las moñigas en todos los lados. Delante del albergue teníamos una estacionada de continuo y a pesar de que le dábamos pequeños empujones para poder abrir la puerta ella ni se inmutaba.


Una de las cosas más espectaculares de esta ciudad es su famoso fuerte que con 99 bastiones corona la colina de Trikuta (Tres Picos) de 80 metros de altitud. En el interior de dicho fuerte se encuentra el palacio Maharaja Mahal, siete templos jainas y dos hinduistas. No solo pudimos contemplar la espectacularidad del fuerte que pone de manifiesto la riqueza y poderío de los marajas sino también la verborrea de los vendedores de las tiendas que lo rodean con frases, como “bueno, bonito y barato…y más barato que en Eroski”, ….”más barato que en Mercadona”…¡si es que la globalización ha llegado a todos los lados!
Fuerte de Jaisalmer






A las afueras de la Ciudadela, se encuentra el "City Park", o Estanque de Gadi Sagar. Es un sitio tranquilo que hace olvidar un poco la sequedad del desierto. En torno a un lago artificial, se asoman varios edificios también de tono amarillo-ocre y gente en la orilla bañándose y haciendo abluciones. Destaca el porche de la casa de la bailarina "Tilo". Cuenta la leyenda que el porche, lo hizo cosntruir la famosa bailarina y como parecía que los dos pilares eran sus piernas y había que pasar por entre "las piernas", para coger agua del estanque, el Marajá se negó, e hizo poner encima del porche un santuario dedicado a Krishna.

Estanque de Gadi Sagar

En esta zona es típico hacer tours con camellos por el desierto pero nosotros preferimos cambiar
los camellos por un todo terreno para visitar los pueblos de la zona y terminar el día viendo atardecer desde las dunas del desierto. A punto estuvimos de anular esta excursión pues la noche anterior Iñigo empezó con sudores fríos, fiebre, descomposición, etc.…pero al final todo quedo en un susto y al día siguiente junto con nuestro guía nos dirigimos a conocer el Rajastán más profundo. Nos dimos cuenta que el agua corriente y la luz eléctrica es un lujo de las ciudades (y no siempre) y que las mujeres hacen todo el trabajo…van a por agua, cuidan los animales, cocinas, ponen a secar las moñigas en las tapias para tener combustible, tejen, etc.
Nuestra primera parada fue a pocos km de Jaisalmer, en una especie de cementerio hindú en el que no hay tumbas pero sí cenotafios. El lugar se llama Bada Bagh. En medio de la nada, se levantan cúpulas sobre pilares, que cubren estelas funerarias con breves inscripciones sobre la persona a la que se honra. No son mausoleos porque en la India se incinera, no se entierra a los muertos. Pero sí son como lápidas que recuerdan la vida y los actos de los marajás y personajes históricos.

Bada Bagh







Antes de llegar a nuestro destino final, las dunas de Sam, nos paramos en Kudhara, un pueblo fantasma que un día contó con más de 700 casas, donde vivían los Brahmanes. Ahora sólo quedan ruinas y un eremita en la puerta que cobra la entrada por pasar con el jeep. El tirano Salam Singh, dueño de uno de los Havelis más impresionantes de Jaisalmer, fue quien destruyó todo el poblado. Quería casarse con una de las chicas del pueblo y, como no era de la misma casta Brahman, le impidieron casarse con ella. El tirano enfurecido arrasó con todo, y los habitantes huyeron por la noche antes de que él llegara.
En la actualidad todo es ruina y desolación menos algunas viviendas que las han restaurado para que nos hagamos una idea de cómo eran
El atardecer en las dunas fue espectacular sobre todo porque nos llevaron a una zona donde no suele ir nadie y lo pudimos disfrutar en soledad, los dos solos……..mas las cientos de cucarachas que allí había. La vuelta fue los tres sentados en la parte delantera del todo terreno dando botes por el mal estado de la carretera y con la radio a todo volumen escuchando música india e intentando seguir el ritmo


En Jasailmer también vimos la primera de las muchas bodas que se celebran en este país. Estas duran unos cuantos días y para ello, montan unas carpas en cualquier calle de la ciudad y lo inundan todo de colorido, música, alegría, saris…
Nuestro siguiente destino Jodhpur… y esta vez en autobús


Nuestros anfritiones en la comida en pleno desierto

¡Una imagen vale mas que mil palabras!


¿Que toca de comer hoy? Lo unico que entiendo es chicken y rice


12 dic 2011

Norte de India y Nepal. 1 New Delhi (13 de noviembre)

Después de un viaje más ameno de lo que esperamos (en Dubai tuvimos que esperar 10 horas) hemos llegado a Nueva Dehi. Nuestro alojamiento, Cottage Yes Please, está en una de las calles más céntricas y abarrotadas de Delhi así que después de una reparadora ducha y como aun nos queda algo de tarde por delante nos animamos a dar una vuelta. Hay que señalar que el primer contacto con la ciudad es bastante caótico, mucho ruido, mucha gente intentando llevarte a agencias de viajes, mucho tráfico…
Decidimos acercarnos a la oficina de turismo para pedir algo de información sobre las ciudades que teníamos pensado visitar y ese fue nuestro primer error. En toda India y especialmente en Delhi existen gran cantidad de agencias de viajes que ellos llaman Oficinas de turismo y cuentan con un montón de gente que en las calles que literalmente te asaltan para llevarte a las suyas y venderte un viaje organizado. Nada más salir a la calle nos encontramos con un chico que nos dijo que estudiaba ingles y quería hablar con nosotros para practicar (es una de las tácticas que usan para darte la chapa) y cuando le dijimos que estábamos buscando la Oficina de turismo el “muy amablemente” nos llevo a una para la que luego dedujimos que trabajaba. Allí después de decirles que ciudades queríamos visitar y pedirles información sobre ellas, nos empezaron a planificar un viaje a medida, dos días en Delhi, viaje con chofer privado a Jaisaelmer, alojamiento de primera categoría, safari por el desierto, otro chofer a Jodhpur…..y según nos ibas haciendo el recorrido nos dimos cuenta que en realidad no era una Oficina de turismo como entendemos nosotros sino que nos estaban intentando vender un viaje. Nosotros aguantamos estoicamente todo la planificación del viaje hasta que escuchamos el precio final que nos ofrecían…ASTRONOMICO¡¡. Desde el principio teníamos claro que no queríamos nada organizado, que este viaje lo íbamos a hacer como todos los anteriores, sobre la marcha asi que después de decirles de mil formas posibles que no nos interesaba (y eso que nos rebajaron considerablemente el precio) conseguimos salir de allí.
Después de semejante comienzo decidimos ir a tomar unas cervezas. En la India el alcohol es super caro y no lo venden en todos los sitios pues los bares necesitan permisos especiales, aun así cuando nos trajerón la cuenta por las dos cervezas nos pareció bastante cara así que cuando se lo hicimos notar al camarero, este sonrojándose nos dijo que se había equivocado y que nos había cobrado tres. Primera lección en la India: te intentan timar cuando menos te lo esperas.
Después de un comienzo tan “bueno” decidimos ir a dormir. Al día siguiente nos acercamos a la estación de tren con la intención de comprar los billetes para Jaisalmer nuestra siguiente parada. En todas las ciudades existen en las estaciones de trenes oficinas especiales para que los turistas obtengan sus billetes y en la de Delhi estaba en la primera planta. Habíamos leído en foros y en las guías que es casi misión imposible acceder a la de Delhi pues te intentan de nuevo mandar a agencias turísticas para que saces allí los billetes y llevarse la comisión. Para ello se inventan un montón de excusas, que si la oficina de la estación de tren esa cerrada, que está en obras, que se ha inundado…. Cuando nos acercamos a las escaleras que supuestamente lleva hasta la oficina nos salió al paso un indio con una tarjeta identificativa “supuestamente oficial” y nos dice que la oficina ya no existe y que teníamos que ir a una oficina que estaba en la otra parte de la ciudad. Nosotros que ya estábamos escarmentados del día anterior le indicamos que aun así queríamos subir a comprobarlo. El muy insistente nos decía que no existía la oficina y que teníamos que ir a la agencia. Como no estábamos muy convencidos preguntamos a un policía que allí estaba y confirmo su versión, que la oficina estaba cerrada. Nos intentaron meter en un Tuc-tuc (especie de taxi) pero como todo nos parecía un poco extraño les dijimos que íbamos a ir andando. En vez de ir a la agencia nos dirigimos (esta vez si) a la oficina de turismo oficial. Allí sin mucho entusiasmo nos dijeron que si existía dicha oficina y que no haríamos caso a nadie y que “intentásemos llegar”. Vuelta a la estación de trenes y creo que esta vez nos vieron cara de cabreados que nadie nos impidió llegar hasta ella. ¡¡¡Por fin teníamos los billetes para el día siguiente¡¡¡Ahora solo nos quedaba pasear y disfrutar del caos de esta ciudad.
Old Delhi merece perderse por sus calles, sus tiendas, sus gentes y comprobar como en el espacio más minúsculo posible con capaces de montar un tenderete para vender cualquier cosa.
El tren salía el 15 a las 17.30 así que con tiempo de sobra pillamos un Tuc-Tuc para que nos llevara a la estación de Old Delhi que era de donde salía nuestro tren. Después de regatear el precio, cosa en la que ya éramos experto, nos percatamos de que nuestro conductor le hacia una seña a otro y lo decía Old Delhi, y dedujimos que le decía donde nos llevaba. El conductor nos dio una vueltas por la ciudad y luego nos levo a la estación pero no a la de Old Delhi sino a la de New Delhi. Gracias al GPS del móvil nos dimos cuenta de la jugada y cuando le dijimos que se había equivocado de malas formas acepto a llevarnos donde le habíamos indicado en un principio después de hacer una señal al otro conductor que nos había seguido. Luego nos comentaron que muchas veces dos conductores se ponen de acuerdo, uno para llevarte a otro sitio distinto del que le habías indicado y el segundo para recogerte y llevarte donde quieres, de esta forma se cobran dos carreras.
Pillar un tren en la India es una de las mejores experiencias que se pueden tener en este país, pues lo que se ve en los andenes y en los trenes es parte de la vida de este país. Lo que más llama la atención es la cantidad de gente que hay siempre en las estaciones. Como los trenes suelen acumular un retraso importante (de varias horas) es normal ver un montón de familias tumbada en los andenes, durmiendo, comiendo…. y esperando a que llegue el esperado tren. Pero no solo los vivos esperan a tren, pues también pudimos observar una camilla con un difunto que seguro que esperaban el tren para ir a Venarasi y ser cremado frente al rio sagrado, el Ganges
Próxima parada Jaisalmer.



Tienda Michelin a lo indio



Jama Masjid, la mayor mezquita de la India



La última moda en saris














Tienda de New Delhi















¡Todos al cole! (Transporte escolar)



Esperando el tren